Cada año, y solo en la UE, se generan más de 2500 millones de toneladas de desperdicioses. Aunque los niveles de producción de desechos disminuye lentamente, todavía queda mucho por hacer. Un tema clave es el agua. Si bien el 70 % de nuestro planeta está cubierto de agua, solo el 2 % es agua potable.
En la actualidad, los procesos agrícolas son responsables del uso de más de dos tercioses del agua fresca disponible. Por ello, es esencial que las cosas se realicen de manera diferente si queremos evitar una seria crisis de falta de agua dulce.
La producción de alimentos, desde el campo hasta el producto final, no solo representa un tercio del uso global de energía, sino que además un tercio de esa producción se desperdicia. Esto significa que una novena parte de la energía global se utiliza exclusivamente para producir desperdicioses, una situación que no es aceptable ni sostenible. Y esto no solo afecta a la energía, ya que en la producción de alimentos también se desperdician grandes cantidades de agua. Trabajamos constantemente para desarrollar soluciones que minimicen los desperdicioses en toda la cadena de valor.
Tradicionalmente, se desperdician unos 1500 l de agua durante la producción de una tonelada de maíz. Nuestro proceso para fabricar harina de maíz nixtamalizado, que se emplea para elaborar tortillas, utiliza un 90 % menos de agua que los métodos habituales. Dado que ahora en EE. UU. las tortillas se venden más que el pan blanco, esto ahorra una gran cantidad de agua.
Con nuestra solución de nixtamalización Prime Masa, el maíz, en vez de cocinarlo en agua durante horas, se lo vaporiza, siendo un proceso que también emplea un 40 % menos de vapor y un 30 % menos de energía que el precedente. Al mismo tiempo Prime Masa aumenta el rendimiento, necesita menos mantenimiento y no requiere inversión alguna en tratamiento de aguas residuales. Asimismo, crea un producto final que no se diferencia de la harina de maíz nixtamalizado tradicional.
En la industria cervecera, el orujo de malta (el producto sobrante después de quitar el contenido de almidón) puede constituir hasta el 85 % del subproducto de una empresa. Aunque algo del orujo de malta suele utilizarse en la industria de alimentos para animales, la gran mayoría se desecha, lo que significa enormes niveles de desperdicio.
Legria, empresa emergente de Bühler, ha desarrollado una solución que reprocesa de manera efectiva el orujo de malta y lo devuelve a la cadena de valor de los alimentos. El orujo de malta se procesa y usa como ingrediente en numerosos productos, por ejemplo, productos de panificación, chocolate y cremas para untar. No solo es una contribución sustancial a la reducción de los desperdicioses, sino que también ayuda a mejorar el perfil nutricional de estos alimentos al reducir el contenido de azúcar y aumentar los niveles de fibra y proteína.
Nuestro objetivo de sostenibilidad es permitir que nuestros clientes utilicen un 30 % menos de energía y produzcan un 30 % menos de desperdicioses. Dichos valores no se crean únicamente a nivel de máquina, sino más bien mediante la integración de las cadenas de valor en los sistemas completos.
Stefan Scheiber,
Director de Bühler
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